Compartimos "Historias nuestras", una serie de podcast sobre historias de vida, logros y sueños de las personas que día a día construyen Tecpetrol. En esta edición, conocemos a Ricardo Ferreiro.

Con 29 años de experiencia en la industria de la energía, Ricardo Ferreiro asumió muchos desafíos, desde que era un joven ingeniero mecánico hasta su actual posición, a cargo de la Dirección General de Desarrollo de Negocios, Gas & Power y Comercial para todo Tecpetrol. Recién mudado a Buenos Aires, después de años de expatriado, comparte su visión sobre la vida profesional. 

El negocio familiar, una estación de servicio en una pequeña ciudad del interior de la Argentina, marcó desde chico a Ricardo Ferreiro. Desde Trenque Lauquen, siendo un adolescente se trasladó a la ciudad universitaria de La Plata para estudiar Ingeniería mecánica. Pero su “pasión por los fierros” se manifestó desde pequeño. “Pude probar a escala grande, con los autos de los clientes, y siempre me gustó meterle mano a las cosas, me divierte”.

Terminada la carrera universitaria, ingresó en Tecpetrol. “Mi grupo de amigos tenía la oportunidad de tomarse un año sabático y me arrastraron en ese sueño, pero al mes y medio tuve la entrevista y rápidamente me metí en el mundo del petróleo”, cuenta. Sin embargo, aquella pausa sigue “a cuenta”, reconoce. “A mis hijas las aliento a que no se metan en el torbellino de la vida adulta sin tomarse un año para hacer otro tipo de experiencia”.  

En su vasta trayectoria, Ricardo dirigió equipos en Argentina, Perú, Colombia y  Venezuela, en contextos muy diversos. “Desde adolescente tenía claro que las relaciones humanas, trabajar en equipo, el consenso eran los desafíos más importantes del mundo del trabajo”, cuenta. Su contacto con personas de diversas culturas lo enfrentó a la situación de poner el foco en cómo los demás ven el mundo. “Eso me ayudó a desarrollar un nivel de percepción que permite conectar y habilidades para trabajar en equipo en temas complejos, porque siempre me tocaron proyectos desafiantes y ambientes duales, de incertidumbre, que requieren tener la pata del equipo bien desarrollada”.

TGP Camisea, en Perú, fue sin dudas el proyecto más importante en el que participó. “Creo que fue la decisión más acertada de mi carrera”, afirma. Venía de siete años en Venezuela, iba para El Tordillo en Comodoro Rivadavia cuando apareció la oportunidad… y la tomó. “No estaba en mi radar, pero en ese momento quería probar: siempre me gustó tomar riesgos”. En diez años de trabajo lograron cambiar la imagen del proyecto, y para eso fue decisiva su destreza en la comunicación, en un contexto intercultural. “Ayudó mucho no tanto por el conocimiento técnico sino por esas cualidades soft que necesitan los equipos para trabajar virtuosamente”. 

De su participación en equipos intergeneracionales, rescata la mirada refrescante de los más jóvenes que ayuda a repensarse a sí mismo, y la experiencia de tener que liderar personas más grandes. “Es fundamental estar con los oídos bien limpios y la mirada atenta, escuchando, y siendo claro al hablar”, describe.

La conexión con lo humano surge como su marca personal. Cuando se trata de dar consejos sobre la carrera, destaca la “pasión por el hacer, sacar adelante proyectos, ayudar, preguntar, aprender y sentirse parte”. Y, con el mismo espíritu, sobre el futuro, concede: “Nunca tuve un plan de carrera porque no sentí la necesidad de pensar adonde quiero ir, qué quiero hacer, siempre me sorprendieron las oportunidades mientras estaba trabajando, y siempre las tomé porque me gusta cambiar”.

CONOCE LA HISTORIA DE RICARDO

Te esperamos en próximas ediciones de “Historias nuestras”.

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