Destino Aguaragüe: cinco lugares para visitar en Salta, Argentina.
Paisajes selváticos de verde tupido, animales exóticos y senderos entre la devoción y el deporte. Las atracciones más cercanas al yacimiento.
La exuberante vegetación inunda los ojos de quien se asoma a la región. Entre llanuras onduladas de selva tropical se alza el yacimiento Aguaragüe, ubicado al noroeste de la provincia de Salta, en suelo argentino, que desde hace 25 años opera Tecpetrol. Las yungas, selvas de montaña que cambian de acuerdo a la altura del suelo, son responsables del paisaje en distintos puntos del mapa. Aquí una lista de los lugares imperdibles que rodean al yacimiento ubicado en una de las principales áreas gasíferas de la cuenca del Noroeste Argentino (NOA).
1- Yariguarenda, el paraíso de las Yungas salteñas
Muy cerca de la ciudad de Tartagal, en el departamento San Martín, vive una comunidad indígena guaraní en cuya lengua bautizaron al paraje. Yariguarenda significa “Lugar de sapos”, un nombre que ofrece pistas de la biodiversidad que allí se puede encontrar. Es refugio del yaguareté, especie de felino silvestre exclusiva de la zona, que convive con tapires, monos y marsupiales, además de una variedad de aves, cuyos cantos se confunden con las cascadas naturales. A salvo de las rapaces, los visitantes pueden disfrutar de la hospitalidad de los locales, pioneros en desarrollar un polo ecoturístico rural. Son guías de sus tesoros naturales, que preservan y responsables de emprendimiento de agricultura orgánica, con sistemas de producción propios, tanto como su milenaria cosmovisión.
2- Campamento Vespucio, el paisaje del oro negro
Clubes sociales y deportivos, un cine teatro y la arquitectura de las viviendas del pueblo atestiguan su valor histórico: allí se descubrió el petróleo por primera vez en el Norte Argentino. Campamento Vespucio está literalmente rodeado de vegetación, a solo 8 kilómetros de General Mosconi por la Ruta 34, que determina una zona de transición entre las yungas —de humedad considerable— y el chaco salteño —de clima semiárido, donde crecen algarrobos y quebrachos. En los alrededores del paraje se puede visitar la Quebrada de Galarza, formada por un río de escaso caudal; los piletones naturales, en el km 25 de la PR 142, de un metro de profundidad, formados por las vertientes naturales que nacen en las sierras; y el mirador natural Divina Misericordia, al que se accede a través de senderos en pendiente de dificultad baja.
3- Capiazuty, impresionantes senderos para trekking
Quizás el más inexplorado por las guías turísticas, incluso las especializadas en ecoturismo, sea Capiazuty. Ubicado en el Departamento General José de San Martín, vive la comunidad guaraní Capiazuty. perteneciente al municipio de Aguaray y ubicada 6 kilómetros al norte de la localidad a la vera de la ruta nacional 34. Desde el puñado de viviendas que se distribuyen en el valle, cada 12 de diciembre sube el cerro del mismo nombre la procesión que adora a la Virgen de Guadalupe, “la morenita”, como le llaman. En cualquier momento del año, los montañistas ascienden por el mismo sendero.
4- Reserva Provincial Acambuco, cuna de biodiversidad
A 50 km de Tartagal, se erige un valle frondoso en donde la naturaleza se encuentra en su máxima expresión. Ubicada en Aguaray con una superficie de 36.734 hectáreas, la reserva de flora y fauna Acambuco fue creada en 1979 para promover la restauración ecológica del ambiente de selva pedemontana. Cuenta con especies forestales como palo blanco, palo amarillo, cebil, nogal criollo y cedro, mientras que el yaguareté, los pecaríes, mono caí, coatí y ardilla de las yungas están protegidos allí de la depredación del hombre. Igual que el guacamayo verde —en real peligro de extinción—. La palabra acambuco significa “valle largo” en lengua chiriguana. Y quienes lleguen en verano podrán ver sus laderas teñidas de un color verde intenso, mientras que en invierno la nieve interviene la postal. Uno de los parajes más emblemáticos es El Chorrito, pequeña localidad ubicada a la entrada de la reserva, habitada por una comunidad criolla que aún mantiene muchas de las costumbres ancestrales y gastronómicas.
5- Santuario Virgen de la peña, devoción con paisaje
Los que estén de paso en Tartagal, no pueden dejar de visitar el Santuario de la Virgen de la Peña. Ubicado a solo 13 km al norte de la ciudad, sobre la ruta 34, es un lugar idílico en cuanto a su ubicación en medio de la yunga tartagalense, rodeado de cerros. Allí, en medio de una comunidad religiosa franciscana, surgió en los primeros años del siglo XX la devoción, basada en la creencia que asegura que la Virgen se apareció a pobladores del lugar. El camino de acceso se puede realizar caminando o bien en vehículo. Una vez en la base del Santuario, se puede tomar varios senderos de distinta dificultad que te llevaran al medio de los cerros, para estar en contacto con la naturaleza, escuchando el sonido del río que corre en las cercanías, y aprovechando también para contemplar tucanes, loros, y si tienes suerte hasta monitos. Luego de caminar por estos senderos, se puede llegar al salto de Yariguarenda, para apreciar una cascada natural que hace el paisaje aún más bello. Al descenso, en la comunidad local ofrecen un delicioso cabrito al horno, empanadas o humitas, con jugos de frutas naturales cosechados en el mismo lugar.
*El artículo contó con la colaboración de Ramiro Arancibia, Facilities, Tecpetrol Aguaragüe.