Proyecto Niño Sano: Doble misión cumplida
Durante la campaña de salud infantil en Aguaragüe, Salta, el doctor Marcelo Casanueva detectó dos casos de niños que requerían cuidados extra. Les contamos la historia.
¿Recuerdan el Proyecto Niño Sano, la iniciativa de Tecpetrol en las comunidades cercanas a la operación de Aguaragüe, Salta? Se trató de una campaña médica preventiva para niñas y niños de entre cuatro y catorce años. El proyecto, cuyos objetivos son la prevención y la información, se articuló con las escuelas de Campo Durán y El Algarrobal. El plan completo consistió en llevar medicina general, oftalmología y odontología a niños de un sector de la población con dificultades para acceder a la atención médica.
Entre ambas escuelas, los médicos examinaron a más de doscientos niños y sus familias. “Vimos a todos, hablamos con las madres y los padres, los acompañamos en sus procesos tanto oftalmológicos como odontológicos y de medicina en general. Y ahí fue, en su puesto de trabajo, cuando el doctor detectó mediante el examen, dos niños que no podían hablar”, nos cuenta Luciana Fernández, CORE Analyst en Aguaragüe, y le da pie al doctor Marcelo Casanueva, médico clínico especialista en medicina del Trabajo y prestador externo de Base Lomitas.
“El primer niño, Nazareno, tiene problemas en su hogar, viene de una familia disfuncional, con padres ausentes y diez hermanos: aunque sí puede escribir pero no articula palabra, se encuentra bloqueado emocionalmente. Para este niño se gestionó la asistencia de una psicopedagoga y una fonoaudióloga, que van a funcionar como satélites de la escuela. Esto está gestionado desde fines de noviembre, y este año comenzaron su trabajo las profesionales”, sintetiza el doctor: “El segundo, Angelito, de nueve años, tenía problemas en el frenillo de la lengua, que estaba pegada al paladar inferior. Balbuceaba, hablaba lento y con mucha dificultad. Los padres ya habían hecho consultas en forma privada pero la operación era inaccesible para ellos”.
“Esa parte quiero rescatar”, intercede Luciana, “sin quitarle mérito ni alcance, nuestra campaña de salud era una revisión clínica en la que colaboramos, incluso, hasta con anteojos recetados. Pero el doctor fue mucho más lejos y se tomó como una misión propia la realidad de estos niños. Consiguió no solo las profesionales que van a acompañar a Nazareno, sino que finalmente pudo conseguir turno para la cirugía que tenía que separar la lengua del paladar de Angelito”.
Buenas noticias: la cirugía salió muy bien y Angelito empezó a hablar y cada día mejora un poco más. El doctor se comunicaba con la madre para monitorear el progreso y un día le llegó la sorpresa. Él les había pedido que el niño le enviara un whatsapp leyendo un párrafo de su libro de la escuela. Pero ellos decidieron sorprenderlo. Luciana sonríe y nos cuenta que Angelito no leyó nada del libro, simplemente le mandó, él mismo, un mensaje de agradecimiento.
“Hola. Cuando tenía el frenillo pegado no podía hablar bien, me trababa mucho. Vino el doctor Casanueva a la escuelita de Campo Durán. Ahí mi mamá habló con él y le contó que yo no podía hablar bien y me costaba. Después de la cirugía, pude hablar mejor y ya no me trabo tanto. Gracias doctor por su apoyo”. Así habló un niño que no podía decir nada, pero que en ese mensaje estaba diciendo todo.