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Trabajar con innovación bajo el suelo

El yacimiento Puesto Parada se enfrenta a un proyecto en desarrollo temprano con características geológicas distintas a las de Fortín de Piedra, ubicado en la misma formación. Estos desafíos en la perforación marcan una nueva etapa en Tecpetrol.

En Neuquén, nuestros equipos se alinean ante un proyecto nuevo. Aquí, las condiciones del suelo cambian, y lo que se ejecuta con precisión milimétrica en Fortín de Piedra, ahora enfrenta la incógnita de un terreno distinto. La maquinaria se prepara para desafiar la dureza de una roca diferente, con pozos que deben separarse por setenta metros en lugar de diez, como en otros yacimientos. Así, el equipo avanza, forjando un epicentro de innovación y esfuerzo humano con cada logro obtenido.

En Fortín de Piedra, la optimización fue la clave del éxito: en siete años, el tiempo de perforación se redujo de cuarenta a veinte días, y los costos disminuyeron significativamente. Sin embargo, en Puesto Parada, las reglas del juego son diferentes. Aquí, las formaciones geológicas exigen un rediseño completo de las estrategias de perforación. "En Puesto Parada, lo que buscamos es acelerar al máximo posible nuestra curva de aprendizaje, teniendo en cuenta que el conocimiento sobre este campo de desarrollo temprano es mucho menor", dice Maximiliano Varela, Drilling Expert.

Maximiliano Varela, orgulloso ante el nuevo desafío en Puesto Parada.-

La colaboración entre áreas es vital. En este terreno, cada perforación es una danza precisa entre la tecnología moderna y los secretos del suelo. El objetivo es claro: lo que se optimice hoy, mejorará todos los desarrollos futuros. Fernando Bardelli, Development Sr. Manager en la cuenca neuquina, se enfrenta a cada pozo como si fuera una nueva obra de arte. "Cambian las rocas que tenés que atravesar. Eso hace que tengamos que volver a aprender cómo perforar y cuál es el diseño óptimo para explotar ese pozo y así mejorar la productividad”, explica.

La presencia de pozos de hace cincuenta años añade una capa de complejidad, obligando al equipo a esquivar otras perforaciones antiguas con precisión. A medida que avanzan en este nuevo terreno, también atraviesan retos personales. “Estamos bajo condiciones cambiantes todo el tiempo. Trabajamos con la roca y con los desafíos que presenta el subsuelo. Trabajamos con un pozo vivo. Todo es maniobra a maniobra. A mí me encanta”, asegura Maximiliano.

Y Fernando agrega: “Este es el típico movimiento de salir de una zona de confort para ir a un lugar nuevo. Está muy bueno porque aprendés un montón de cosas nuevas. Pero, por otro lado, también es un reto porque nosotros como reservoristas tenemos que tratar de predecir todos los comportamientos de la roca y así sacarle el máximo provecho al pozo. Es una montaña rusa de emociones. Es todo nuevo, como el lienzo en blanco para un artista”.

Experiencia Fortín de Piedra

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