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Un verano a toda máquina

Lo que en un principio parecía un mundo desconocido, hoy es parte de su día a día. Cuatro PEVs cuentan cómo superaron sus primeros obstáculos, qué sorpresas se llevaron y cómo crecieron en el proceso.

Dar los primeros pasos en un entorno profesional implica atravesar una etapa de adaptación, enfrentarse a conceptos desconocidos y descubrir cómo funciona la industria desde adentro. Para quienes participaron este año de las Prácticas Educativas de Verano (PEVs) en Argentina, cada jornada representó una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades y ganar confianza. A lo largo de estos meses, aprendieron a colaborar en equipos dinámicos, aplicaron conocimientos en proyectos concretos y, sobre todo, adquirieron una experiencia que marcará para siempre su camino de crecimiento.

Tania descubrió la relación entre el análisis económico y la operación en campo, ampliando su visión sobre la industria. -

Cristóbal Saravia, PEV de Operaciones en Aguaragüe, Salta, descubrió en detalle el proceso de extracción, perforación y tratamiento de los pozos, algo que no había visto en su carrera de ingeniería electromecánica. “Desde el inicio, los objetivos que me plantearon eran diversos, desde el uso de Sistemas de Información Geográfica (GIS) hasta el análisis de generación de energía. Al principio, el desafío fue aprender a confiar en mis habilidades, pero a medida que fui ganando seguridad, entendí el impacto directo de mis tareas. Haber construido esa confianza fue clave para poder hacer un aporte significativo”, cuenta.

“Lo que más me sorprendió fue la predisposición y la calidez del equipo. Desde el primer día, cada persona estaba dispuesta a compartir su conocimiento, no solo en el trabajo, sino también en momentos más informales, como los almuerzos o las partidas de ping pong”, recuerda.

Con confianza y seguridad en sí mismo, Cristóbal comprendió el valor de su aporte. -

En el caso de Tania Pereyra, PEV de Desarrollo de Negocios en Buenos Aires, la sorpresa fue explorar el lado económico de la industria. “En la universidad había visto la parte técnica, pero aquí aprendí a traducir las tareas de campo en números, lo cual me resultó fundamental”, explica. Su tarea principal consistió en actualizar y ordenar una base de datos de pozos no convencionales de Vaca Muerta, un proceso que la llevó a enfrentarse a múltiples caminos posibles. “A veces me iba por los más rebuscados, y tenía que volver y probar de otra manera. Fue un aprendizaje constante”, reconoce.

Lo que más destaca es la calidad humana: “Al entrar, hay muchas cosas básicas que no sabés, como dónde está la impresora o cómo funcionan ciertos procesos administrativos, pero siempre había alguien dispuesto a ayudar y a compartir su experiencia”.

Para Aylén Marín, primera PEV de Facilities en Alpha Lithium, Salta, la sorpresa fue total: no solo entró a una compañía nueva, sino a un área que jamás había considerado en su formación en ingeniería química. “Nunca había escuchado qué era Facilities y, de repente, estaba participando en la puesta en marcha de la prueba piloto batch de concentración de salmuera en piletas de evaporación y la mudanza de la planta piloto de litio”.

Aylén conoció un área que jamás imaginó explorar: Facilidades.-

“Fue un desafío enorme, pero también una oportunidad increíble de crecimiento”, cuenta. La parte más difícil fue encontrar su propio ritmo en un ambiente con tantas responsabilidades. “Desde el primer momento me dieron tareas con impacto directo en la operación, lo que significó una gran responsabilidad, pero también una gran confianza en mis capacidades”.

Por su parte, Carlos Cuenca, PEV de Operaciones en Neuquén, ingresó motivado por comentarios de quienes habían hecho la práctica antes. Se encargó de tareas clave como la elaboración de una base de datos de instalaciones en Fortín de Piedra y el análisis de presiones anulares para garantizar la integridad de los pozos. “Uno de mis mayores logros fue entender la importancia del trabajo en equipo. Escuchar activamente a quienes tienen más experiencia y estar abierto a nuevas ideas hace una gran diferencia”, señala. También enfrentó el reto de organizar sus múltiples tareas: “Al principio me costaba gestionar el tiempo, pero aprendí a planificar mejor y hacer un seguimiento diario para no dejar nada pendiente”.

Carlos practicó la escucha activa y la gestión del tiempo.-

Cristóbal, Tania, Aylén y Carlos coinciden en que su paso por Tecpetrol fue más que una práctica. Enfrentaron el vértigo de lo desconocido, se vieron desafiados a salir de su zona de confort y, en el proceso, crecieron tanto profesional como personalmente. Lo que al principio parecía abrumador, hoy es parte de su cotidianidad, y se llevan una lección clave: el aprendizaje no se detiene y la mejor forma de crecer es sumergirse por completo en la experiencia.

Experiencia Fortín de Piedra

La energía nos conecta